Cuando llegan estas fechas, todos, en mayor o menor medida, hacemos balance de lo que nos ha ido pasando a lo largo del año que dejamos atrás, y no dejamos de hacer nuestra lista de buenos propósitos para el año nuevo que comienza.
También es momento de agradecer a todos los que han pasado por nuestra vida, y todo lo ocurrido, lo bueno y lo menos bueno ¿por qué no? De lo bueno guardamos gratos recuerdos, y de lo menos bueno, nos queda la lección.
Volviendo a los buenos propósitos, espero que este año que estrenamos se conviertan en verdaderas metas, en objetivos realmente alcanzables, y que no abandones con los primeros obstáculos que se pongan en tu camino, así que ¿Ya tienes decidido cuál va a ser tu plan para este 2018?
Para empezar con nuestro plan, no está de más que dejemos por escrito nuestros propósitos, para que no se nos olvide con el paso de los días. Cuanto más los detallemos y más claros seamos describiendo nuestras intenciones, más fácil será para nosotros evaluar si lo estamos consiguiendo, o en caso contrario, dónde estamos fallando para corregir el rumbo y retomar nuestra verdadera finalidad.
Luego deberíamos valorar de forma honesta con nosotros mismos si vamos a ser capaces de alcanzarlos, es decir, si es asequible para nosotros y nuestras posibilidades.
Recordad que tenemos que ser capaces de poder medir si vamos avanzando en la consecución de nuestros propósitos, para ello es fundamental detallar paso a paso cómo vamos a hacerlo para conseguirlos, de manera que cuando vayamos adelantando, y veamos nuestra evolución, seamos capaces de ir motivándonos para seguir por el camino marcado.
Otro factor a tener en cuenta es el tiempo en el que queramos alcanzar nuestro objetivo, sin olvidar que no debe ser un periodo ni demasiado corto (en el que no seamos capaces de alcanzar nuestras aspiraciones), ni demasiado largo (que nos permita decir: ”ya empezaré el lunes que viene”, que es el día que nunca llega, y que hace que vayamos postergando el inicio de nuestro plan).
De todos los elementos a tener en cuenta para que nuestros propósitos acaben convirtiéndose en una realidad, para mí personalmente, el más importante es que aquello que nos propongamos sea algo realmente importante y significativo para nosotros. Puede parecer una obviedad, pero en muchas ocasiones perdemos el rumbo de nuestro proyecto por alcanzar las expectativas que otros nos han hecho creer nuestras. No será ni la primera ni la última vez que me encuentro con alguien que está estudiando “X” carrera porque es lo que se espera de ella, aunque le guste otra cosa, o tenga mejores habilidades para otro determinado trabajo.
¿Estás listo para preparar tu plan? ¿Nos ponemos en marcha?
Tu caja de talentos 