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La gente que nos gusta

Hoy queríamos hablar de trabajo en equipo. Todos, y sobre todo los que sois bloggers, sabéis en cualquier tema que uno aborde es difícil no redundar en todo lo que ya ha sido dicho. Y nosotras somos de la opinión, como dice aquel proverbio árabe citado en una canción de un grupo español, que «si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas» o , en este caso, » si lo que vas a decir ya lo ha dicho alguien antes y mejor que tú, ahórratelo».

En este brete andábamos cuando, como nada ocurre por casualidad, justo hoy hemos vuelto a toparnos con unas palabras del poeta Mario Benedetti que teníamos ya olvidadas y que, sin ser ese su sentido, captan plenamente la esencia de lo que nos gusta encontrarnos en nuestros compañeros de equipo o también como líderes cuando nos toca  coordinar un grupo de trabajo. Se trata sobre todo de actitudes que hacen que esos compañeros muchas veces acaben llamándose amigos porque, al igual que para Mario, además de los mejores compañeros, son «la gente que nos gusta». Queríamos compartirlo con todos vosotros.

La gente que nos gusta de Mario Benedetti

La gente que nos gusta de Mario Benedetti

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El secreto de mi éxito

Título original: The Secret of My Success

Año de producción: 1987, EEUU

Director:  Herbert Ross

Duración: 110 Minutos

El secreto de mi éxito

El secreto de mi éxito

Para el post de esta semana encontramos la inspiración en esta película de finales de los 80, en la que se muestra lo que se puede llegar a hacer para conseguir el éxito, más abajo te desvelamos como lo consiguió  el protagonista del film, y te contamos nuestro secreto.

Brantley Foster(Michael J. Fox) , un educado chico de Arkansas que acaba de licenciarse, ha soñado siempre con triunfar en Nueva York, pero pronto descubrirá que los empleos, al igual que las chicas, son difíciles de conseguir. Cuando Bradley visita a su tío, el multimillonario Howard Prescott, consigue un trabajo en la oficina postal de su compañía. Allí conoce a la ejecutiva Christy Wills, donde además se hará pasar por el ejecutivo Carlton Whitfield.

Esta película es un buen ejemplo de que si realmente quieres conseguir algo has de destacar por aquello que mejor sabes hacer y después saber cosechar ese éxito honestamente y nunca manipulando a los demás.

Buscando la oportunidad

Buscando la oportunidad

El protagonista de la película se marca un objetivo desde el principio del film: «Cuando vuelva a Kansas lo haré en mi propio jet«, además de creer profundamente en sus posibilidades («Puedo hacer cualquier cosa si me dan la oportunidad«).

Todos deberíamos adoptar una actitud tan soñadora como el protagonista, que se plantea unas metas y sueños que quiere cumplir, y nada ni nadie le resulta un obstáculo para conseguir lo que se ha propuesto, aunque cuente con un poco de ayuda, cosa que no todos gozamos la oportunidad de tener.

Como la mayoría de nosotros, tiene que empezar trabajando desde puestos de menor responsabilidad, como mensajero de una gran multinacional, pero no deja de buscarse la vida para conseguir su objetivo, para lo que se las ingenia para destacar creando un personaje metido en el mundo de las finanzas.

Una de las lecciones que sacamos de la película es, como dice el film: «La vida es dura y horrible, solo los fuertes sobreviven«, así que si te caes, ten las suficientes agallas de levantarte para volver a intentarlo todas las veces que sea necesario, ya que solo así conseguirás lo que te propongas y alcanzarás tus sueños.

Otra de las cosas que nos gustaría destacar es que para llegar a la cima, objetivo del protagonista, se puede hacer pisando a los demás o simplemente destapando nuestra caja de talentos, y trabajar por mejorar nuestras habilidades y competencias. De nuestra ética y valores dependerá el camino que queramos tomar; Nosotras desestimamos la primera opción, es nuestra forma de marcar la diferencia, siendo nosotras sin necesidad de pisar a nadie.

Para vosotros, ¿Cuál es el secreto del éxito?


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Qué hacer con una foto borrosa

Las que aquí escriben pertenecemos al vagón de cola de lo que en algún momento se llamó la Generación X, me refiero a los que actualmente tenemos entre 30 y 40 años. La actual crisis se ha ido llevando por delante muchos de los planes y expectativas que teníamos para este período de nuestras vidas. No somos los únicos, lo mismo les ha ocurrido a las demás generaciones con las que convivimos, por ejemplo la de nuestros padres y lo que esperaban para el momento de su jubilación.

Para la mayoría de nosotros, la fotografía actual de nuestra vida tiene poco que ver con aquella que, de manera más o menos consciente, habíamos ido componiendo durante los años o, mejor dicho, las décadas anteriores. En lugar de ganar viveza y nitidez, en estos años la foto se ha ido volviendo borrosa.

Foto borrosa

Foto borrosa

En el apartado profesional, muchos de los de nuestra quinta, o carecemos de empleo actualmente, o  no tenemos el tipo de empleo, las condiciones o la estabilidad esperadas. Y lo mismo nos ocurre en otros ámbitos de nuestra vida: pasados los 35 muchos todavía no tenemos solucionado el tema de la vivienda o de los hijos, los que quieran tenerlos. Ante la situación de incertidumbre y precariedad mantenidas en el tiempo, hemos ido viendo cómo se convierten en definitivas, o en más definitivas de lo esperado, las decisiones, opciones y soluciones que, en su momento, nos planteamos como temporales “hasta que la cosa mejore”. Que este mientras que se está convirtiendo en nuestra vida, con mayúsculas y sin más.

No queremos dramatizar pero tampoco vamos a negarlo: es un chasco, por decirlo finamente. Y hay un periodo innegable de decepción y duelo más o menos importante y largo, según la persona. Es un sentimiento de pérdida y nostalgia de algo que nunca ha existido, que nunca hemos vivido ni tenido, salvo en nuestra cabeza.

Nuestro consejo, basado en nuestra experiencia, es que lo más inteligente, visto tanto desde el punto de vista racional como emocional, es decir, lo más operativo y sano, es aceptar cuanto antes lo que hay. Como se suele decir, “cambiar el chip”. Es fácil de decir y no tan fácil de hacer, pero lo cierto es que cuanto menos tiempo y energía invirtamos en seguir resistiéndonos emocionalmente a lo que es y asumamos el nuevo orden de las cosas tal cual son, cuanto antes soltemos el lastre de “lo que debería estar siendo”, antes podremos redefinir nuestra posición y calibrar nuestras opciones. Y, lo más importante y previo a lo anterior, antes podremos recomponer el ánimo y el gesto.

Que aceptemos nuestras circunstancias no significa resignarse, ni renunciar a plantearse objetivos y emprender acciones concretas para intentar aproximar aquello que hacemos  a aquello que verdaderamente deseamos hacer. Aceptar significa simplemente que, mientras hacemos esto, dejemos de sufrir emocionalmente la situación presente, es decir, dejemos de estar frustrados, enfadados o tristes.

Pero aún hay más, aceptar de verdad nos puede permitir incluso valorar  los beneficios diferenciales de nuestra situación, y esto puede ser un verdadero bálsamo. Por poner un ejemplo: el desempleo generalizado ha permitido a muchas madres y padres permanecer junto a sus hijos recién nacidos más allá de las escasas semanas de baja maternal o permiso por paternidad que nuestro país establece, y con ello estar plenamente presentes durante sus primeros meses o años. Un regalo inigualable, y que es para toda la vida para esos niños, y también para los progenitores que hayan sabido disfrutarlo y valorar que, pese a las vicisitudes y estrecheces que haya implicado, esta experiencia es insustituible e impagable. Y lo mismo para quien la coyuntura actual le haya permitido recuperar un espacio vital para cultivar y alimentar otras motivaciones, para conectarse o volver a conectarse con uno mismo y con lo que de verdad importa, sin las prisas y el estrés de las jornadas de trabajo maratonianas y las dobles jornadas (trabajo-casa). Tiempo simplemente para pensar, respirar y, en definitiva, para ser.


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Medita en un minuto

Una semana más os dejamos una chispa de inspiración, esta vez para que os relajéis y podáis hacer una pequeña meditación en un minuto y en cualquier lugar.


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El espectáculo debe continuar …

Full Monty

Full Monty

Full Monty

Título original: The Full Monty

Año de producción: 1997, Reino Unido

Director: Peter Cattaneo

Duración: 83 min.

La película comienza tras el cierre de la fábrica de acero de Yorkshire, que deja sin trabajo a casi toda la población masculina. Gaz, uno de los obreros afectados, perderá el derecho de ver a su hijo si no consigue dinero para pagar la pensión de manutención familiar a su mujer. En medio de la desesperación, plantea a los amigos que estén en su misma situación una iniciativa, a primera vista, disparatada: organizar un espectáculo de strip-tease.

Una vez más, elegimos una película con transfondo social, aunque esta vez el director le da un toque de humor que relaja el dramatismo de la situación que viven los protagonistas, quienes han pasado de la bonanza económica al declive producido por el desempleo.

Al inicio del film, la actitud que muestran los protagonistas es más pasiva, como si ya hubieran tirado la toalla, incluso Tom Wilkinson, el antiguo jefe, se ve cómo no es capaz de enfrentarse a su mujer, e intenta seguir llevando la misma vida que antes de perder su trabajo.

Gaz, a la desesperada, nos muestra su capacidad e iniciativa emprendedora, y convence a sus amigos para que hagan un espectáculo de strip-tease, nada convencional (sin cuerpos danone y alguna que otra barriga cervecera), para salir de la situación de desempleo, al menos, una vez.

El camino que van a recorrer hasta el día del strip-tease no es sencillo, ya que tendrán que superar muchas tensiones producidas por la situación a la que se enfrentan, como la del excompañero que intenta suicidarse o el exjefe que no se enfrenta a su mujer.

Por otro lado, se plantea un camino de aprendizaje de nuevas habilidades, como es el baile, y como grupo, se marcan el objetivo de aprenderlo en 2 semanas,así como la superación de ciertas barreras, como la timidez y el orgullo.

Baile en la cola del paro

Baile en la cola del paro

Cuando se topan con el público objetivo de su iniciativa, los protagonistas empiezan a sentir el miedo previo a su lanzamiento, y la mayoría de ellos intentarán volver a la falsa seguridad de la cola del paro, en la que se produce la famosa escena del baile, y en la que se darán cuenta de que, aunque sólo sea una vez, tienen que luchar por aquello por lo que han trabajado: su espectáculo.

La película cierra con el broche de oro del espectáculo en el que se superan todas las expectativas de los protagonistas, transmitiéndonos que todo esfuerzo conlleva una recompensa.

Nosotras hemos empezado con nuestro espectáculo, y vosotros ¿estáis preparando el vuestro? El espectáculo debe continuar…